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Educada...hasta el final

Cuando iba a ser guillotinada, la reina María Antonieta de Francia llegó al sitio de la ejecución vestida tan sólo con un refajo blanco y con el pelo cortado a rape. Los espectadores la abuchearon cuando la vieron alzar la cabeza orgullosamente, pero la Reina se echó a llorar cuando levantó la vista y vio la enorme navaja que pronto caería sobre su cuello. Nerviosa, y parece que impaciente por acabar aquel momento, tropezó y pisó al verdugo, volviéndose enseguida y diciéndole: "Perdone, monsieur, ha sido tan sólo un accidente".

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