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Keep going, keep trying!

A PRISA

Cierta vez, un conductor se desplazaba por una autopista a una velocidad excesivamente alta cuando, de repente, justo después de una curva aparece un hombre parado en medio de la vía, haciendo señal de parada con los brazos y de una forma desesperante.

El conductor, sorprendido y a la vez asustado, toca insistentemente la bocina para ver si así el individuo se quitaba del camino. Pero fue inútil, el hombre seguía haciendo señal de alto con sus brazos.

Debe de estar loco, dijo el conductor mientras pisaba el freno provocando un fuerte chillido y dejando dos largas marcas negras en el pavimento, logrando así detener el auto antes de atropellar a aquel hombre. Muy enojado, se baja del carro y, azotando la puerta, se dirige hacia el hombre y le dice: ¿Acaso no tienes ojos? ¿No ves lo peligrosa que es esta carretera y te atraviesas en ella como si nada? ¿O acaso eres loco para no ver el peligro que corres?

No, señor, no estoy loco, le contestó el individuo. Lo que pasa es que el puente que está en la próxima curva acaba de desplomarse; y sabía que, si no hacía algo, usted, en este momento, ya estaría muerto. Tuve que arriesgar mi vida para ver si podía salvar la suya.

Quizás, en la carretera de tu vida algún "loco", te ha obstaculizado el paso para hablarte del Amor de Dios y te has enojado sobremanera porque vas MUY A PRISA.

Quizás hoy yo esté obstaculizando tu camino quitándote unos minutos; pero, ¿qué habría pasado si el conductor hace caso omiso al individuo del camino?, ¿qué crees que pasará a los que oyen la advertencia de la Palabra de Dios y la ignoran?
Mateo 13:9
Quien tiene oídos para oir, oiga.
Salmos 107:43
¿Quién es sabio y guardará estas cosas, Y entenderá las misericordias de Dios?
Proverbios 1:5
Oirá el sabio, y aumentará el saber; Y el entendido adquirirá consejo;
Apocalipsis 3:20
He aquí, yo estoy a la puerta y llamo: si alguno oyere mi voz y abriere la puerta, entraré á él, y cenaré con él, y él conmigo.
Juan 3:16
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquél que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Autor: Renuevo de Plenitud

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