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Poemas

Lo Ausente no Está Ausente

David Escobar Galindo

Lo ausente no está ausente,
sólo apenas distante del instante.
Al poner el oído fantasioso
junto a la laminilla que separa
lo presente y lo ausente,
una vaga corriente se incorpora,
flor que surge del fondo del latido,
y así ya no es posible distinguir
lo que está y lo que estuvo,
y ya la ausencia duerme entre mis sienes
y la presencia es este don distante.

A CRISTO CRUCIFICADO

No me mueve, mi Dios, para quererte
El cielo que me tienes prometido;
Ni me mueve el infierno tan temido
Para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor; muéveme el verte
Clavado en una cruz y escarnecido;
Muéveme ver tu cuerpo tan herido;
Muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
Que aunque no hubiera cielo yo te amara
Y aunque no hubiera infierno te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera;
Pues aunque cuanto espero no esperara,
Lo mismo que te quiero te quisiera.


A Cristo crucificado, soneto anónimo, también conocido como No me mueve, mi Dios, para quererte, el más difundido de los sonetos religiosos escritos en español y que para el crítico Marcel Bataillon es “el más ilustre soneto de la literatura española”.

Apareció por primera vez en la Vida del espíritu para saber tener oración con Dios de Antonio de Rojas, en 1628, y más tarde el predicador mexicano Miguel de Guevara lo incluyó en Arte doctrinal y modo general para aprender la lengua matlazinga (1638). Aunque es anónimo, desde su aparición críticos eruditos han atribuido esta composición a san Ignacio de Loyola, santa Teresa de Jesús, Pedro Reyes, Lope de Vega, fray Miguel de Guevara y tantos otros, pero nadie ha aportado pruebas concluyentes. Incluso se discute la época de redacción y su origen: italiano, latino, francés, portugués. El carácter y contenido de este soneto es místico y en él se expresa con gran intensidad el amor a Cristo crucificado.

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DEBO REGRESAR AL MAR

Debo regresar al mar de nuevo,
al mar tranquilo...de la soledad,
bajo el insondable cielo de la incomprensión
si, debo regresar al solitario cielo y al mar.

El mar es tranquilo y comprensivo,
callado y profundo,
el cielo pintado de azul e inalcanzable,
y allá en la distancia
el cielo parece unirse con el mar.

Debo regresar al mar,
y todo cuanto pido es un alto navío
y una estrella y dos luceros que me guíen
por ese mar de tristeza y soledad.

Debo regresar al mar,
tengo en mi mano la fuerza del timón,
en mi corazón la canción del viento,
y en mi mente, la vibración de la blanca vela.

Quiero sentir en la cara la parda niebla,
y sentir en mi alma un pálido amanecer,
debo regresar al mar
pues de la marea es la llamada.

Es de ella un reclamo salvaje
un reclamo puro y sincero,
que no se puede desatender.

Mi nave zarpa de tu puerto,
de tu puerto incomprensible,
DEBO REGRESAR AL MAR.

AUTOR:
LUIS ANTONIO
E-mail: caballeroaguila2002@yahoo.com.mx

DE HABER SABIDO

De haber sabido que era la última vez que te miraba, te hubiera tomado una fotografía para recordarte cada vez que sintiera nostalgia.

De haber sabido que era la última vez que te escuchaba, hubiera grabado tu voz, para escucharte todos los días de mi existencia.

De haber sabido que era la última vez que que te besaba, te hubiera besado hasta quedar sin aliento.

De haber sabido que era la última vez que te abrazaba, te hubiera pegado a mi cuerpo y hoy no me hicieras falta.

De haber sabido que era la última vez que nos amábamos, te hubiera entregado toda mi pasión y mis fantasías.

De haber sabido que era la última vez que mi mundo y tu mundo se encontraban, te hubiera dicho lo mucho que te quiero y lo importante que eres para mi.

Y hoy que no estas aquí y se que no volveré a mirarte más mi vida se vuelve un fracaso.

Comienzo a navegar en los recuerdos en las noches que pasamos juntos y me doy cuenta que tú eres lo más importante de mi vida.

Te quiero y espero que te encuentres bien donde quiera que estés...
Autor Desconocido

AUSENCIA

Si todo pensamiento me sabe a tu presencia
cómo hago dímelo para no extrañarte
ya es imposible disimular tu ausencia
si de esta agonía nada puede consolarme

Adónde están la magia y la fantasía
Adónde el poderoso anillo con la escritura
"Esto también pasara"
nada en esta tierra libera a mi alma
de la inquietud que la aprisiona
cuando me faltas, cuando no estás...

Si no hay tiempo, ni barreras, ni distancias
que separen a dos seres que se aman
entonces porque muero al tenerte distante
seré yo la excepción a la regla
o serás tu mi vida que dejaste de amarme.

No conozco el nombre del autor, si alguien lo sabe, dígamelo por favor.

A un Hombre Valiente

Fuiste un sol, fuiste mi luz, mi fuerza, mi lucha, mi entrega.
Fuiste mis lágrimas, mi risa, mi alegría, mi incertidumbre, mi duda.
Fuiste mi niño, mi hombre, mi ángel.
Fuiste mi ejemplo, mi sueño, mi realidad, mi ilusión, mi tiempo.
Fuiste tantas cosas para mí, y ahora que ya no eres,
Eres para mí un dulce recuerdo, una sonrisa, una opresión en el pecho.
Eres mi esperanza, mi certeza, mi pregunta, mi respuesta.
Eres mi gratitud, mi consuelo, mi paz, mi cielo.
Eres, aún eres, mi niño, mi hombre, mi ángel,
mi ejemplo, mi sueño, mi realidad, mi ilusión, mi tiempo.
Fuiste,
Eres mi luchador incansable, mi valiente, mi gladiador, mi reto.
Para Francisco Javier Márquez Peralta. Gracias por vivir luchando, por luchar viviendo, por morir como un héroe.
Liliana Mojica M.

VOLVERÁN LAS OSCURAS GOLONDRINAS

VOLVERÁN LAS OSCURAS GOLONDRINAS Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a tus cristales
jugando llamarán;

pero aquéllas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquéllas que aprendieron nuestros nombres...,
ésas... ¡no volverán!

Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde, aún más hermosas,
sus flores se abrirán;

pero aquéllas, cuajadas de rocío,
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer, como lágrimas del día...,
ésas...¡no volverán!

Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará;

pero mudo y absorto y de rodillas,
como se adora a Dios ante su altar.
Como yo te he querido...desengáñate,
¡así no te querrán!
Gustavo Adolfo Bécquer